En los últimos tiempos he recibido una gran cantidad de información a través de diferentes fuentes acerca de las diferentes metodologías para implementar procesos innovadores en una empresa.
Cada uno de los artículos, post o comentarios que he leído, hacían de la innovación empresarial un sistema claramente complejo, que únicamente se puede desentrañar a través de los múltiples procesos, aproximaciones y modelos existentes.
La verdad es que son tantos, que da realmente miedo. Cualquier empresa que quiera o deba innovar lo que se encuentra es un gran dolor de cabeza, pensado primero en lo que le van a cobrar por implementar su metodología exclusiva, por no hablar de la innovación presentada como un proceso farragoso.
¿Debe ser la innovación empresarial tan farragosa, aburrida y compleja? Yo creo que no, es más, creo que la innovación debería estar en buena parte reñida con toda esa parafernalia del largo proceso y la burocratización, y deberíamos de intentar volver a asociar la innovación con la creatividad, la espontaneidad y la simplificación.
Si revisamos, no sólo la literatura si no también la experiencia, lo que las empresas necesitan para innovar es únicamente:
- Confianza para que las personas que componen las empresas se sientan suficientemente cómodas como para compartir sus ideas, impresiones… sin miedo a equivocarse.
- Herramientas para solicitar, canalizar y evaluar ideas de las personas que integran la empresa, generar equipos de proyectos creativo, sesiones de lluvia de ideas… o cualquier otra herramienta colaborativa de carácter creativa
- Un entorno que permita el encuentro e intercambio de ideas entre las personas
- Reconocimiento de la actividad creativa, motivar a las personas a compartir sus ideas, sumergirse en el proceso de innovación de la empresa
Por supuesto, la empresa que quiera innovar también deberá dejar patente su compromiso con el proceso de innovación a través de una correcta gestión y comunicación del mismo, además de, por supuesto, dar el tiempo necesario a las personas para ser creativos e implicarse en el proceso de innovación. Es cierto que la conjugación de todos estos componentes variará en función de la empresa, pero la flexibilidad es su denominador común.
Por tanto, parece que la innovación en la empresa es algo sencillo de realizar siempre que exista, compromiso, deseo de llevarla a cabo y algo de presupuesto.