Se cierra la COP26. Tras dos semanas, el encuentro más esperado de los dos últimos años se clausura hoy en Glasgow. La ciudad escocesa ha sido sede de la 26ª Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP). Los gobiernos de todos los países del mundo, así como empresas, organizaciones, científicos y ciudadanía no se juntaban en un evento similar desde la cumbre que tuvo lugar en Madrid en diciembre del 2019.
La COP que no pudo celebrarse en 2020 debido a la pandemia se clausura a puertas del 2022 con los deberes aun sin hacer. Son muchos los temas que se han debatido y numerosos los acuerdos tomados, pero eran mayores las expectativas que toda la humanidad tenía puestas sobre este encuentro y urgente es la necesidad de que se tomen los acuerdos. Se necesitaban acuerdos que permitan que cumplir con el acuerdo de Paris (COP21, del 2015) no sea una quimera, si no un objetivo realista y capaz de ser alcanzado tras completar una hoja de ruta común, justa y ambiciosa.
De Glasgow podemos sacar algún titular positivo, el más destacable es el acuerdo para terminar con la deforestación a 2030. Con sus sombras, este acuerdo, se presenta histórico por aglutinar a más de 135 naciones del mundo firmantes (más del 90% de la cobertura boscosa del mundo) que se comprometen a terminar en menos de una década con uno de los principales problemas ambientales a escala global. Destacan especialmente, por un lado, Brasil, por ser el país que acoge el 60% de la mayor selva tropical del globo, Indonesia y la República Democrática del Congo. Los tres estados más relevantes donde se encuentran las selvas tropicales más importantes del mundo. Y, por otro lado, destacan Rusia y Canadá, por ser los dos países más extensos del mundo, y albergar prácticamente la totalidad de los bosques boreales del planeta.
Otro punto a mencionar es el acuerdo de la reducción de un 30% las emisiones de metano para el 2030. La iniciativa de la Unión Europea y Estados Unidos ha conseguido que más de 100 naciones asuman este compromiso (estas suman el 70% de las emisiones globales). Compromiso que ni China, ni India ni Rusia han querido asumir para sus economías. El metano es un gas de efecto invernadero (GEI) que, si bien es menos abundante en a la atmosfera que el CO2, contribuye al efecto invernadero por molécula más que el propio CO2. Este gas tiene sus principales focos de emisión, fuera de los procesos naturales, en la industria agroganadera (arroz y vacuno especialmente), en la gestión de residuos (vertederos) y el sector energético.
La tercera gran batalla de la cumbre – batalla perdida – se la ha llevado el Carbón. Solo un reducido número de algo más de 40 países han firmado el compromiso de reducir el uso del carbón. Sí lo firman importantes países consumidores de carbón como Polonia, Vietnam, Chile y Alemania. Pero se han quedado fuera otros relevantes consumidores y exportadores de carbón como China, Rusia, India, EEUU y Australia.
Se podría concluir que, más de lo mismo en Glasgow, altas necesidades de acordar, todas las miradas del mundo sobre el tema, pero mismas dinámicas de siempre. Entre los países que más contaminan y los que más materias primas de combustión exportan y producen, los frenos a la transición están echados. Es cuestión de tiempo que dejen de apretar el freno. Lo que parece estar claro es que, para entonces, de poco va a servir no tener oposición a transitar, los problemas, desgraciadamente, serán otros.
Aitor Mingo Bilbao
MSc Ciudades y Sostenibilidad
NAIDER