Con el aumento de los precios mundiales de la energía y los desafíos de equidad de la transición ecológica, la pobreza energética vuelve a estar en el centro de los debates de política económica en Europa. Sin embargo, la falta de consenso sobre la medición de la pobreza energética complica la formulación y evaluación de políticas en este ámbito.
El Informe del Centro Común de Investigación realiza un análisis exhaustivo de la distribución y los perfiles de los «pobres energéticos» en la UE utilizando dos tipos de indicadores: indicadores “basados en el gasto”, que utilizan información sobre el gasto energético con respecto a umbrales absolutos o relativos, e indicadores basados en un “enfoque consensuado”, que utilizan evaluaciones autodeclaradas de las condiciones de la vivienda y la capacidad para satisfacer las necesidades básicas. Los resultados muestran que entre un 8% (utilizando indicadores de enfoque consensuado) y un 16% (utilizando indicadores basados en el gasto) de la población de la UE puede clasificarse como pobre energéticamente.