Las olas de calor son una de las consecuencias más preocupantes del cambio climático. El calor extremo es particularmente alarmante en las ciudades, donde provoca el efecto isla de calor urbano. Necesitamos reducir rápidamente las emisiones de gases y, al mismo tiempo, disminuir la exposición y la vulnerabilidad y aumentando la resiliencia y capacidad adaptativa general de las ciudades. El despliegue de infraestructuras verdes y azules es una de las medidas más efectivas para contrarrestar el efecto isla de calor urbano. Sin embargo, la combinación de varias estrategias adaptadas a las circunstancias locales es la más poderosa.

El informe de políticas del Centro de Investigación Común (JRC) se centra en cómo abordar el calor severo en las ciudades y proporciona recomendaciones, mejores prácticas y herramientas de análisis que pueden ser utilizadas.