La Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) ha publicado una guía con Recomendaciones para poner en marcha una comunidad energética local. Esta guía explica cómo crear una comunidad energética en España, los instrumentos jurídicos necesarios y los beneficios económicos y ambientales que puede tener para sus miembros y la comunidad en general.
Una comunidad energética local es un grupo de personas que se unen para producir, consumir y compartir energía renovable. Estas comunidades pueden ser formadas por particulares, empresas o instituciones públicas y privadas. El objetivo principal de una comunidad energética es reducir la dependencia de combustibles fósiles y promover el uso de energías limpias y renovables.
Para crear una comunidad energética local es necesario seguir algunos pasos importantes. En primer lugar, es necesario identificar las necesidades energéticas de la comunidad y evaluar las posibilidades de producción de energía renovable. También es importante definir la figura jurídica más adecuada para la comunidad, ya sea una cooperativa o una asociación. Una vez definida la figura jurídica, se deben redactar los estatutos que recojan los fines de la CEL, la actividad que va a desarrollar, los órganos de gobernanza y los derechos y deberes de los socios. Este proceso puede ser realizado por la administración local o por los propios miembros de la comunidad.
Una vez creada la CEL, se debe proceder a su operación y gestión. Es importante establecer un plan estratégico que defina las actividades a realizar, el presupuesto necesario y las fuentes de financiación disponibles. También es importante establecer mecanismos eficaces para el control y seguimiento del consumo energético.
Los beneficios económicos y ambientales que puede tener una comunidad energética son numerosos. En primer lugar, la producción y consumo de energía renovable puede reducir significativamente los costos energéticos de los miembros de la comunidad. Además, las comunidades energéticas pueden generar empleo local y promover el desarrollo económico sostenible. En cuanto a los beneficios ambientales, las comunidades energéticas pueden contribuir a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y a la lucha contra el cambio climático. También pueden promover la conservación del medio ambiente y la biodiversidad.