
Victor Trimiño | Director de Sostenibilidad – Ayuntamiento de Bilbao
Victor Trimiño Vegas (Burgos, 1992), es Director de Sostenibilidad del área de Movilidad y Sostenibilidad en el Ayuntamiento de Bilbao, impulsando políticas para una ciudad más verde. Físico con máster en ciencia y tecnología espacial, combina su conocimiento técnico con una activa trayectoria en la política vasca. Previamente, fue apoderado en las Juntas Generales de Bizkaia y concejal en el Ayuntamiento de Galdakao.
« Es imprescindible que las ciudades seamos ahora la vanguardia de la solución en cuanto a la contaminación, las emisiones, el consumo o el uso de los recursos »
Egun on Victor, gracias por aceptar la invitación de Naider. Permítenos comenzar levantando la vista. No solo desde tu posición de Director de Sostenibilidad en el Ayuntamiento de Bilbao, también como ciudadano, si te parece oportuno: ¿cómo observas el gran desafío climático-energético que afronta la sociedad en su conjunto?
Como dices, es un reto que afrontamos el conjunto de la sociedad, un problema global que requiere de respuestas globales. Pero esa visión global es totalmente compatible con reivindicar el papel que las políticas locales y las ciudades como Bilbao tienen para hacer frente a este desafío. Las grandes ciudades han sido durante todas estas décadas parte del problema en cuanto a la contaminación, las emisiones, el consumo o el uso de los recursos, y es imprescindible que ahora seamos la vanguardia de la solución. Debemos serlo por el impacto que tienen las ciudades, por su papel como actor ejemplarizante, pero también porque actuar a tiempo va a repercutir en la calidad de vida de los habitantes de nuestras ciudades.
Dicho esto, y sin renunciar al liderazgo que debemos afrontar las instituciones públicas en materia de acción climática, es importante también que en el seno de nuestra sociedad cada agente o cada actor sea consciente del papel que puede jugar y sea consecuente con ello.
Hemos entrado en un tiempo en el que las políticas climáticas y de descarbonización, a nivel geopolítico y geoeconómico, parecer verse relegadas. ¿Cómo se puede trabajar desde la política local para afrontar un desafío de esta dimensión? ¿Hasta dónde llega el papel de los ayuntamientos y las entidades locales?
Las instituciones locales somos siempre la puerta más cercana al ciudadano, y la que tiene un impacto más directo. Eso determina la forma en la que elaboramos nuestras políticas. Además, el papel de los Ayuntamientos es clave en asuntos de tanta incidencia para la lucha contra el cambio climático como son las políticas de movilidad sostenible y saludable que impulsamos desde el área, las de regeneración y rehabilitación, de urbanismo y de renaturalización de las ciudades, etc. y todo eso es algo de lo que en Bilbao somos muy conscientes y lo estamos gestionando con la mirada puesta en el objetivo de la neutralidad climática, la adaptación a al cambio climático y la salud ambiental.
Es cierto que, por las limitaciones que tenemos en cuanto a recursos o en cuanto a capacidad de legislación, es imprescindible que el resto de las instituciones estén alineadas con nosotros respecto a los objetivos para que las políticas climáticas puedan tener un impacto positivo y notable en la ciudad. En este sentido, si bien contamos con las instituciones vascas, españolas y europeas como aliadas, vemos con preocupación los movimientos que se están produciendo a nivel internacional, y también, los de algunos sectores políticos o empresariales a nivel nacional que buscan desacreditar las políticas contra el cambio climático.
El modelo internacional de transformación urbana y económica de Bilbao de estas últimas décadas se ha convertido en un referente internacional. Pero es posible que se asocie más a otras ciudades con la idea de ciudad verde y sostenible. ¿Se están impulsado colaboraciones desde el Ayuntamiento con otros municipios, redes europeas o instituciones, con la idea impulsar las políticas sostenibles de la ciudad e fortalecer su conocimiento?
Creo que todas la ciudadanía y las instituciones estamos muy orgullosos de la transformación de Bilbao en estos últimos años, como puede verse en la mejora de la calidad del aire y del agua en la ciudad o el habernos convertido en una ciudad a la vanguardia de la movilidad sostenible en España, en cuestiones de calmado de tráfico, impulso de la movilidad ciclable o la reciente implantación de la Zona de Bajas Emisiones. Es cierto que ahora nos toca introducir con más intensidad en las actuaciones urbanísticas elementos que favorezcan la resiliencia de nuestras calles y barrios para hacer frente a los efectos del cambio climático que están por venir, pero que ya estamos notando. Como no puede ser de otra manera, miramos a nuestro alrededor y en otras ciudades, tanto nacionales como europeas, para aprender de todas aquellas actuaciones que hayan sido exitosas en este sentido. Y formar parte de redes de ciudades o de plataformas multiciudad es una herramienta muy interesante para nosotros para establecer sinergias, aprendizajes, compartir recursos o mostrar lo que hacemos.
Es por ello que participamos en redes a nivel autonómico, como es el caso de Udalsarea, o a nivel nacional, como citiES o las impulsadas por la FEMP, pero también en foros o espacios internacionales como puede ser Eurocities o el Covenant of Majors.
Todo ello nos permite integrar nuevas perspectivas y conocimientos, pero también salir fuera a contar todo lo que hacemos y de lo que nos sentimos orgullosos.
¿Cómo se integran las oportunidades que presentan dichos marcos de colaboración con las políticas y estrategias a largo plazo de la ciudad, como la Estrategia de Medio Ambiente 2050 y el Plan de Acción para el Clima y la Energía Sostenible (PACES)?
Estos espacios son una oportunidad para contrastar, comparar y compartir los diferentes caminos y herramientas que se toman para llegar a objetivos compartidos. Es cierto que cada ciudad tiene unas características diferentes y un punto de partida distinto, pero que ciudades de diferentes partes de España o de Europa compartamos esa visión genera una fortaleza que multiplica las capacidades que tendríamos si actuáramos de manera aislada.
Esta experiencia en los marcos que mencionamos, a la hora de trabajar por desarrollar nuestra estrategia ambiental o implementar nuestro PACES, nos permite identificar puntos de mejora al compararnos con otras ciudades, pero también ser conscientes del grado de avance que tenemos en Bilbao en muchos ámbitos y del camino que ya hemos recorrido, por poner ejemplo, en materia de movilidad sostenible donde Bilbao es una referencia.
El contacto con otras ciudades nos permite identificar puntos de mejora, pero también ser conscientes del grado de avance que tenemos en Bilbao en muchos ámbitos.
¿Cómo se integra la planificación y gestión de la infraestructura verde en las estrategias generales de adaptación al cambio climático y mejora de la salud ambiental en Bilbao? ¿Qué clase de políticas se pueden poner en marcha para alcanzar los compromisos, mejorar los parámetros ambientales, y renaturalizar la ciudad?
Por un lado, haciendo uso de una capacitación técnica y de unas herramientas que nos permitan conocer el punto de partida, la evolución y el grado de cumplimiento (o incumplimiento) de los objetivos.
Gracias al trabajo en el marco de la Estrategia Ambiental y del PACES, en el que trabajamos con Naider, tenemos un estudio muy riguroso de cuáles son los riesgos en nuestra ciudad ante los efectos de cambio climático, y cuál es nuestra situación actual en cuanto a la infraestructura verde en Bilbao. Eso nos permite marcarnos objetivos para generar un impacto positivo en cuanto adaptación y salud ambiental, y en este sentido es muy importante para nosotros trabajar a nivel técnico con indicadores y métodos de seguimiento y evaluación que nos permiten conocer cuál es el grado de mejora que estamos logrando en Bilbao.
A otro nivel, es fundamental que cale en el conjunto de la administración pública el papel central que la infraestructura verde y las soluciones basadas en la naturaleza han de tener en el urbanismo de la ciudad. Es decir, integrarlo en las políticas locales como un servicio más y como un elemento más de bienestar para los barrios y para la ciudadanía. Para ello, hace falta pedagogía política, pero también tejer alianzas con los diferentes agentes de la ciudad y con la propia ciudadanía, de manera que se ponga en valor la implementación de este tipo de estrategias por encima de otras que nosotros consideramos obsoletas. Ahí creo que Bilbao ha asumido este nuevo enfoque y estamos en disposición de trabajar eficazmente por una ciudad más sostenible, saludable y resiliente.
En lo que respecta a la gestión de riesgos climáticos, ¿qué mecanismos y herramientas priorizáis para el seguimiento y la monitorización de los principales riesgos que afectan o podrían afectar a la ciudad (olas de calor, inundaciones, sequías, etc.)?
Como decía antes, en el marco de la Estrategia Ambiental y del PACES, en el que trabajamos con Naider, llevamos a cabo un estudio y seguimiento muy riguroso de cuáles son los riesgos en nuestra ciudad ante los efectos de cambio climático. Nos centramos, principalmente, en los riesgos de inundación y de olas de calor, porque los estudios nos dicen que son las principales amenazas para la ciudad de Bilbao.
A la hora de plantear nuestras políticas climáticas, además de tener en cuenta la urgencia de actuar y el impacto de las actuaciones a realizar, tenemos que tener siempre presente la diversidad de nuestra población y la justicia social.
Hacemos un seguimiento de los riesgos asociados a estos eventos, y a través de diferentes indicadores que se nutren de información que tenemos digitalizada y automatizada, podemos conocer la evolución de estos riesgos tanto a nivel espacial, en las distintas calles de nuestra ciudad, como a lo largo del tiempo. En Bilbao, en el PACES que aprobamos en el año 2024 nos marcamos como objetivo reducir en un 50% el riesgo de nuestra ciudad ante inundaciones y olas de calor para el año 2050, y gracias a la herramienta digital de seguimiento y evaluación que estamos implementando con Naider, en Bilbao vamos a poder conocer si estamos avanzando o no en la buena dirección y actuar en consecuencia.
¿Cómo se está trabajando desde el Ayuntamiento para asegurar que la transición hacia una ciudad climáticamente neutra y ambientalmente sostenible sea justa e inclusiva, beneficiando a todos los barrios y colectivos de Bilbao?
En Bilbao tenemos muy claro que, a la hora de plantear nuestras políticas climáticas, además tener en cuenta la urgencia de actuar y el impacto de las actuaciones a realizar, tenemos que tener siempre presente la diversidad de nuestra población y la justicia social.
Cuando hablamos de adaptarnos al cambio climático, o de mitigar las olas de calor, por ejemplo, tenemos muy presente a los colectivos vulnerables, no solo aquellos que lo son por edad o por cuestiones de salud, sino también a aquellos que por cuestiones económicas no disponen en sus propias viviendas del confort térmico necesario.
Queremos trabajar para poder cruzar los indicadores ambientales de Bilbao con los indicadores socioeconómicos, y ver cómo se relacionan y cómo las políticas climáticas contribuyen a la igualdad entre personas y entre barrios. Nuestro objetivo es que cuestiones como el desarrollo de la infraestructura verde o la red de refugios climáticos tengan una distribución equilibrada por los todos los barrios de Bilbao y sean accesibles para todas las personas de la ciudad.
Es esencial integrar a los diferentes actores de la ciudad en la búsqueda de los objetivos que nos marcamos.
Además, si hablamos de otro tipo de políticas que están recogidas en el PACES, podemos percibir en todas ellas su impacto social. Es decir, cuando hablamos de reforzar el transporte público o el sistema público de alquiler de bicicletas, de la rehabilitación de viviendas antiguas o la regeneración urbana de determinadas zonas, de otro tipo de políticas energéticas… en todo ello están presentes los criterios de sostenibilidad, por supuesto, pero el impacto social, en términos de calidad de vida, igualdad, ayudas a quienes más lo necesitan, etc. de estas políticas es también evidente. Hemos de tener en cuenta, además, que las políticas climáticas tienen un efecto directo en la salud de la población, especialmente en colectivos vulnerables, por lo que las políticas climáticas per se tienen ya un componente social, de justicia y de inclusividad.
En esta línea, ¿qué estrategias tenéis para fomentar la participación activa y el compromiso de la vecindad, las empresas y las organizaciones locales en la consecución de los objetivos climáticos y ambientales? ¿En qué medida equilibráis incentivos y sanciones?
Como venimos diciendo, para nosotros es esencial integrar a los diferentes actores de la ciudad en la búsqueda de los objetivos que nos marcamos. A día de hoy Bilbao forma parte de la plataforma citiES, trabajando en marco de la Misión de Ciudades Climáticamente Neutras –con la colaboración de NAIDER,- que consiste en trabajar con la filosofía de que la búsqueda de la neutralidad climática no puede depender solo de acciones que se lleven a cabo desde la administración pública, sino que las instituciones debemos responsabilizarnos de hacer partícipes de la acción climática al mundo empresarial y comercial, al mundo académico, al tejido asociativo, la ciudadanía, los medios de comunicación, etc. Solo así tendremos éxito, y además el éxito de estas políticas repercutirá directamente en la calidad de vida de todos los sectores de nuestra ciudad.
Tenemos también algún proyecto de renaturalización en Bilbao que estamos trabajando de la mano de entidades vecinales y ecologistas, un proyecto de colaboración público-privada con entidades de profesionales del sector para renovar las calderas comunitarias más contaminantes de Bilbao o, por poner otro ejemplo, colaboramos con la plataforma #HosteleríaPorElClima para tratar de impulsar la sostenibilidad en el sector hostelero. Estos son algunos ejemplos de actuaciones que llevamos a cabo desde el Área de Movilidad y Sostenibilidad en colaboración con otros agentes de la ciudad.
Y en lo que respecta a participación ciudadana a la hora de diseñar nuestras políticas climáticas, me gustaría hacer mención a la Asamblea Ciudadana por el Clima de Bilbao, que es un espacio de deliberación formado por una muestra ciudadana demoscópicamente representativa de Bilbao y elegida de manera aleatoria, en la que desde el pasado febrero se debate sobre cómo construir un Bilbao mejor adaptado a los efectos del cambio climático.
En definitiva, más que de sancionar o de imponer, tratamos de convencer, integrar e incentivar. Creemos que ésta es la única forma de hacer que todos sintamos como propias las políticas y la acción climática, y que éstas tengan éxito.
La Asamblea Ciudadana por el Clima es un espacio de deliberación formado por una muestra ciudadana representativa que debate sobre cómo construir un Bilbao mejor adaptado a los efectos del cambio climático.
De cara a estos próximos años, desde vuestro Área ¿cómo esperáis que se transforme la vida cotidiana de la ciudadanía de Bilbao?
Desde el punto de vista de la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente en Bilbao, nos gustaría contar con una ciudadanía exigente hacia sus instituciones en lo que a políticas climáticas se refiere, pero también exigente consigo misma y capaz de desarrollar nuevos hábitos de movilidad más sostenible y saludable, de consumo responsable o de uso de la energía de manera eficiente, capaz de convivir con la naturaleza y de convivir en ciudades más “naturalizadas”. Y que todos estos cambios en la vida cotidiana a los que queremos contribuir desde las instituciones, se vayan normalizando desde la convicción y el consenso, para que sean asumidos como una forma, no de cumplir con las normas o requisitos que se establecen desde las instituciones, sino como la forma que tiene la propia ciudadanía de cuidar la salud de todos, de contribuir a la igualdad y al bienestar de todas las personas y de hacer de las ciudades lugares más habitables y más innovadores.
Mila esker Victor por responder tan amablemente a nuestras preguntas.